Los recortes presupuestarios aplicados por el Gobierno en los dos últimos años al Ministerio de Defensa de un 12%, 940 millones de euros en total, han hecho que la Armada ya se plantee la posibilidad de vender barcos porque el presupuesto será insuficiente para mantener la flota.
Desde 2009, la Armada adelanta las bajas de los barcos más antiguos; ahora se trata de vender algunos a otros países o cederlo buscando el ahorro en mantenimiento o amarre. Se busca comprador para dos patrulleros, el «Dragonera» y el «Conejera», que llevan 28 años en servicio que son de los más antiguos y pequeños -32 metros de eslora, 103 toneladas de desplazamiento- y están en la fase final de su vida.
Los retrasos en la entregas de los Buques de Acción Estratégica (BAM) y los recortes presupuestarios han obligado a la Armada a adelantar las bajas de patrulleros concentrando esfuerzos en el Grupo de Combate, las fragatas y los buques de asalto anfibio, necesarios para las operaciones en el exterior.
La Armada tiene patrulleros más grandes, de altura, que son antiguas corbetas y también con casi 30 años de servicio. Son los 5 patrulleros de la clase «Descubierta», empleados en la Operación Atalanta contra la piratería en el Índico. Gastan menos que las fragatas, pero no pueden llevar helicópteros a bordo, medio fundamental para la vigilancia de áreas tan grandes como como las asignadas a Atalanta.
Este verano será el buque de asalto anfibio «Galicia» el que releve a la fragata «Victoria» en la misma misión por su capacidad para llevar más helicópteros e Infantería de Marina, y por que su mantenimiento resulta más barato que la fragata.
Las fragatas más antiguas, las F-80, están pasando por procesos de renovación que necesitan todos los barcos de guerra cuando cumplen alrededor de 20 años. Son programas muy costosos.
La entrega a la Armada, prevista para este verano, del Buque de Proyección Estratégica «Juan Carlos I», coincide precisamente con la obligatoria modernización que le toca al portaaviones «Príncipe de Asturias» después de 22 años en servicio, programa en peligro por la falta de fondos. Se aspira a que ambos portaaviones convivan durante años en la flota, aunque no puedan operar al mismo tiempo por su alto coste, pero sí relevarse en distintas fases y operaciones. Una vez puesto al día, al «Príncipe de Asturias, le quedaría un mínimo de 15 años de vida útil, igual que a las fragatas.
abc.es
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